ELEGANTE SPORT

El Estudio de diseño industrial y ropa para hombre de Hermanos Estebecorena (El Salvador 5960) tiene el reloj clavado en los cincuenta, motocicletas en la puerta y las vitrinas que antaño exhibieron croissants de la panadería Irupé ahora lucen, entre bujías de televisores, prendas de estilo minimal funcional: hay pantalones Varitec junto a bermudas rojas y verdes, chaquetas de denim cosidas por sastres y camisas blancas con diagonales de broderie suizo que glamorizan a cultores de siluetas electrónicas. Los responsables, Javier -32 años, graduado de Diseño de Indumentaria en la UBA, y también docente de Morfología- y Alejo -30, autor y teórico de diseño industrial- ignoran toda comparación con Neil Barret, el diseñador de Samsonite que hace chaquetas con bastones plegables, brújulas y luces para leer en el avión, y otros generadores de tendencias. “Preferimos alimentarnos de cruces y guiños de lo que pasa en el diseño industrial, ya sean autos, motos, electrodomésticos, más que de tendencias ya masticadas. Concebimos a la prenda como producto y no como parte de una colección y, como los autos, esos productos son mejorados en sus siguientes ediciones”, sostienen a rajatabla. Algunas señas particulares de los diseñadores: se graduaron en técnica mecánica en el Ingeniero Huergo -allí se especializaron en reductores de velocidad-, crecieron en dos casas chorizo de Caballito en eterna fusión fatigando eternos juegos de hágalo usted mismo referidos a adornos de árboles navideños y autos de carrera, y hace siete años fundaron el estudio con otro hermano -Leandro-, un diseñador gráfico que actualmente trabaja con George Lucas en Star Wars 3. Los primeros desarrollos en moda de HE aparecieron en el 2000 y fueron chaquetas de cuero, variaciones sobre el modelo Perfecto que inmortalizó a James Dean mucho más atentas al estilismo del cine de ciencia ficción y ahora mutaron en anoraks, camperas blancas de ciclista o una chupa con ornamentos de laureles en el cuello. Muchas prendas ya aparecieron en Spruce -la nueva biblia del estilo supergrupo Wallpaper- y estarán próximamente a la venta en Chicago, Boston y Nueva York. Hace una semana, mientras anunciaban la presentación de un catálogo 2002 (protagonizado por los hombrecitos de la agencia Civiles, fotografiados por Mariano Botas y troquelados por Mariana Pariani), presentaron el fashion show más desopilante de la temporada. En esa ocasión, luego de un cocktail con vodka y un banquete de frutas (en verdad un simulacro e frutería en la antesala al garage y cuarto con restos de un horno panadero), bañadores, camperas, anoraks y reelaboraciones de guayaberas bailaron al ritmo de congas tecno en un simulacro de teatrito de marionetas. La ficha técnica incluyó 22 prendas, la participación de los escenógrafos Federico Batemarco y López Cifani, el DJ Polee y los maniquíes fueron dos bailarines (Guillermo Carrot y Andrés Giardelo) simulando coreografías de hojas en el viento, mientras Javier y Alejo desplegaban tropezones más cercanos a Búster Keaton. El gag se extendió bajo el escenario cuando las caras del público mutaban gracias a la fórmula de pancake flúo que ellos esparcieron en el cuerpo de los invitados. CON LA INCORPORACIÓN ED LOS RECURSOS DEL TEATRO NEGRO, ¿ALUDIERON AL DESFILE COMO GÉNERO EN EXTINCIÓN? -Ya desde el catálogo anterior trabajamos con el concepto de que la ropa no tuviera anclaje; borramos las caras de los modelos para que la ropa pareciera suspendida y delegar la decisión de cómo llevarlo en el usuario. Ahora quisimos romper con el supuesto glamour de la moda y hasta mostrar el precio en la puesta de escena. ¿CUÁLES SON LOS RESULTADOS DEL DOSSIER DE USOS Y COSTUMBRES DE LOS HABITANTES DE LOS DISTINTOS BARRIOS PORTEÑOS QUE INCLUYE EL APARTADO EXTRA DEL SITIO, JUNTO A LAS PRENDAS? -Hay fotografías tomadas en forma furtiva en tardes del Botánico, una sección de camiones, tanques de agua y antenas, también señoras de compra en el mercado de San Telmo, habitués de misas en Barrio Norte y femmes fatales de 70 años transitando en once con calzas de cebra y camisa de leopardo. Estamos convencidos de que la mayor innovación en la forma de vestirse no está en el sector entre los 18 y 25 años sino ente la gente de 60 y 70: son los que no siguen un mandato y componen un personaje sin recurrir a los restos del guardarropas. Pero más que sacar conclusiones preferimos reflejar estilos que puedan servir a investigadores de la ciudad y las costumbres de esta época de la misma manera en que uno puede recurrir a un álbum familiar. SI TUVIERAN QUE DEFINIR SUS REELABORACIONES DEL ESTILO ARGENTINO EN VERSIÓN SIGLO XXI, ¿PREFIEREN A LOS DIVITOS O A LOS PETITEROS? -A ninguno de ellos, porque no trabajamos con uniformes de una tribu sino con la vieja idea del elegante sport. Pensamos en atuendos para reuniones de trabajo y compromisos laborales que implican ir vestido sin solemnizar la imagen y en los que contemplamos pedidos de profesionales independientes que nos dicen: “Si asistimos con traje no tenemos propuesta y si lo hacemos con jean y zapatillas no tenemos trabajo”. Al estudio vienen hombres de entre 25 y 50 años, arquitectos, ingenieros, fotógrafos, los vecinos de enfrente, distribuidores de fruta. Contemplamos ese intermedio entre el jean y el traje, la zona entre lo formal y lo informal, la delicadeza en la forma de vestirse de los hombres grandes sin sacrificar masculinidad. Hace unos días cenamos con Ted Polhamus -gurú de tendencias que pasó por Buenos Aires para dar un seminario en la FADU- y nos dijo que desde Londres asociaba la imagen de la Argentina con un hombre y la de Brasil con una mujer, mientras que en Brasil vio que ese preconcepto estaba vigente, en Buenos Aires notaba una cuestión perdida con respecto al tango y la elegancia que tenía idealizada de los argentinos.
Victoria Lescano
Suplemento Radar. Página/12